Entre las nuevas tendencias teatrales hay que destacar el teatro del absurdo, así como la renovación dramática realizada por Alfred Jarry y Antonin Artaud, el teatro expresionista y el teatro épico y de compromiso.
Martin esslin el teatro del absurdo pdf
El teatro del absurdo es un término empleado por el crítico Martin Esslin para clasificar a ciertos dramaturgos que escribían durante la década de 1950, principalmente franceses, cuyo trabajo se considera como una reacción contra los conceptos tradicionales del teatro occidental, una clara negativa al teatro realista. Por tanto, el objetivo no era atender a esa falta de sentido de la vida, sino todo lo contrario: enseñar lo absurdo de la vida en los acontecimientos cotidianos y triviales. Esslin escribió El teatro del absurdo en 1961, donde presentó a los cuatro escritores que definieron el movimiento: Samuel Beckett, Arthur Adamov, Eugène Ionesco y Jean Genet.
El teatro del absurdo, por lo tanto, nace en Francia alrededor de 1950 y además está relacionado con el Existencialismo (de autores como Sartre, Camus, Beauvoir), movimiento que surge a raíz de las convulsas circunstancias históricas y vitales que sufre el ser humano en la primera mitad del siglo XX (la gran guerra, el crack del 29...).
Tienen en común la preocupación por el individuo y la sociedad, pero, a diferencia del teatro existencialista, el teatro del absurdo no propone acciones ni compromiso, se limita a criticar la situación sin proponer soluciones.
El teatro del absurdo es donde la comedia y la tragedia chocan en una ilustración triste de la condición humana y la absurdidad de la existencia. Este teatro toca temas muy importantes, relacionados, por ejemplo, con cuán susceptible se encontraba la civilización después de una gran confrontación como lo fue la Segunda Guerra Mundial.
Eugène Ionesco es, junto a Beckett, uno de los creadores del teatro del absurdo. Nace en 1909, en Rumanía, y pretende mostrar lo absurdo de muchas de las circunstancias cotidianas de la vida humana, especialmente aquellas más dramáticas. Su propia experiencia vital contribuye a la elaboración de sus piezas.
Samuel Beckett nace en Dublín en 1906 y fue un dramaturgo, novelista, crítico y poeta irlandés, así como uno de los más importantes representantes del experimentalismo literario del siglo XX. Fue igualmente uno de los creadores del teatro del absurdo y, como tal, uno de los escritores más influyentes de su tiempo. Era capaz de escribir literariamente tanto en inglés como en francés, ya que pasó gran parte de su vida en París y hablaba y entendía perfectamente, como si fuera nativo, la lengua de Molière. Tuvo mucha relación con James Joyce, para el que trabajó un tiempo como ayudante-secretario, y estuvo a punto de casarse con la hija de este.
Fernando Arrabal es un dramaturgo, novelista y director de cine que nace en Melilla en 1932. Su larga trayectoria va desde el teatro del absurdo a propuestas radicales como el teatro pánico; este teatro concilia lo absurdo con lo cruel e irónico.
Los existencialistas expresan el absurdo de la vida mediante un estilo dramático tradicional y un lenguaje lógico. El absurdo de la existencia no se deduce racionalmente, sino que se muestra. Este teatro, además de la falta de sentido en la vida humana, pretende exponer la dificultad -o imposibilidad- de la comunicación entre las personas. Quien mejor ha expuesto el credo existencialista es Sartre con sus máximas "El hombre es una pasión inútil" y "El infierno son los otros".
El teatro del absurdo abarca un conjunto de obras escritas por ciertos dramaturgos estadounidenses y europeos durante las décadas de 1940, 1950 y 1960 y, en general, el que surgió a partir de la obra de aquellos. Se caracteriza por tramas que parecen carecer de significado, diálogos repetitivos y falta de secuencia dramática que a menudo crean una atmósfera onírica. El teatro del absurdo tiene fuertes rasgos existencialistas y cuestiona la sociedad y al humano. A través del humor y la mitificación escondían una actitud muy exigente hacia su arte. La incoherencia, el disparate y lo ilógico son también rasgos muy representativos de estas obras en comunes.
Muchos ven el Teatro del absurdo como una obra sin explicación lógica y sin sentido. Se resalta la incongruencia entre el pensamiento y los hechos al igual que la música, así como la incoherencia entre las ideologías y los actos. Los personajes tienen un gran obstáculo para expresarse y comunicarse entre ellos mismos constantemente. En las obras, definitivamente el decorado y las escenografías (al igual con los objetos y los accesorios utilizados) juegan un papel muy importante como contraste con el contenido de las mismas, porque presentan imaginariamente la realidad de los mensajes que se pretenden llevar. Se presenta todo en un marco de un mundo vacío y con objetos muy pesados que terminan dominando a los personajes. Toca temas muy importantes, relacionados, por ejemplo, con cuán susceptible se encontraba la civilización después de un gran conflicto bélico como lo fue la Segunda Guerra Mundial. Se percibe a través de sus personajes la desorganización que existía hasta en la manera de comunicarse unos a otros, donde muchas veces no había un punto de acuerdo entre todas las partes, pero si un abuso de poder, donde los ricos y poderosos atropellaban a los más débiles y a los que menos posibilidades tenían para sobrevivir ante tanto caos y confusión. Lo interesante del teatro del absurdo es que no da las respuestas que esperamos, o las que creemos que vamos a esperar, sino que nos deja a nosotros la interpretación y el análisis de cada una de sus obras. El término absurdo proviene del uso de la misma palabra por los pensadores existencialistas como Albert Camus y Jean-Paul Sartre.
Sus raíces pueden encontrarse en las obras de moralidad alegórica de la Edad Media y en los autos sacramentales (dramas religiosos alegóricos) de la España barroca, en la literatura del "no-sentido" de autores como Lewis Carroll, en las obras de ensueño de Strindberg y las novelas de James Joyce y Franz Kafka, en el drama grotesco de Alfred Jarry; y en las farsas fráticas de Georges Feydeau; obras que tuvieron como continuadores directos al movimiento dadaísta y al surrealismo de los años 1920 y 1930. Una de las fuentes teóricas más potentes del teatro del absurdo fue El teatro y su doble, obra originalmente publicada en 1938 de Antonin Artaud, creador del estilo del teatro de la crueldad.
El término fue acuñado por Martin Esslin cuando escribió El teatro del absurdo (1961). El libro fue llamado el texto más influyente en el teatro en la década de los 60's . En la primera edición de su libro, Esslin presentó a los cuatro escritores que definieron el movimiento: Samuel Beckett, Arthur Adamov, Eugène Ionesco, y Jean Genet. En ediciones futuras, agregó a Harold Pinter. Esslin se basó en los ensayos filosóficos de Albert Camus para describir las características del teatro del absurdo.
Surge en el siglo xx. Los autores comenzaron a aglutinarse bajo la etiqueta de lo absurdo como una forma de acuerdo frente a la ansiedad, lo salvaje y la duda en medio de un universo inexplicable y recayeron en la metáfora poética como un medio de proyectar sus más íntimos estados. Es por ello que las imágenes del teatro absurdo tienden a asumir la calidad de la fantasía, el sueño y la pesadilla, sin interesarle tanto la aparición de la realidad objetiva como la percepción emocional de la realidad interior del autor.
Entre los principales dramaturgos del teatro del absurdo se cuentan René Marques, Fritz Hochwälder, Alfred Jarry, Antonin Artaud, Virgilio Piñera, Eugène Ionesco, Samuel Beckett, Georges Schehadé, Jean Genet, Tom Stoppard, Arthur Adamov, Harold Pinter, Slawomir Mrozek, Mijail Volojov, Miguel Mihura, Fernando Arrabal y Arístides Vargas. Algunas obras representativas son: Esperando a Godot, de Beckett y El rinoceronte, de Ionesco, o de este último también La cantante calva. Fuera del teatro: algunas de las películas de Luis Buñuel podrían catalogarse de absurdistas, si bien la clasificación es discutible.
El ensayo de Martín Esslin publicado en 1961, donde la expresión teatro del absurdo se vuelve célebre, define este tipo de dramaturgia analizándola a la luz de los escritos de Albert Camus, y particularmente del Mito de Sísifo, que se refieren a lo absurdo del ser.Para Esslin los principales dramaturgos del movimiento son Eugène Ionesco, Samuel Beckett, Jean Genet y Arthur Adamov, aun si cada uno de estos autores tiene preocupaciones y estilos muy personales que sobrepasan el término absurdo.
Geográficamente, el origen del teatro del absurdo está situado en el París vanguardista, en los teatros de bolsillo de la ribera izquierda de Sena y precisamente del Barrio Latino. Sin embargo, entre los representantes de este movimiento que viven en Francia, pocos son franceses.
El teatro del absurdo busca romper con las categorías aristotélicas, por lo que uno de los cambios más importantes se presenta en la acción a través de cuatro elementos diferentes: la transformación repentina del personaje, la intensificación progresiva de la situación inicial, la inversión del principio de causalidad (las causas producen efectos contrarios a los que cabría esperar) y el énfasis rítmico o emocional para crear una impresión de desenlace.
Otra aportación innovadora del teatro del absurdo es la repetición como forma de progresión: su función cambia cada vez que una frase o un sonido se repite ("Qué curioso, qué extraño y qué coincidencia!" que repiten los Mártin en La cantante calva).En cuanto a los personajes, ya no son caracteres: pierden su individualidad y se presentan como un conjunto. El teatro del absurdo es antipsicologista, por lo que no se mantiene la complejidad y riqueza psicológica del teatro anterior. Los personajes de este tipo de teatro no parecen tener una función aparente, aunque, al final, el lector puede observar una evolución del personaje. 2ff7e9595c
Comments